lunes, 6 de noviembre de 2017

La memoria del olvido y el olvido de la memoria

Después de leer las palabras de un amigo, sobre memoria, olvido y ultraje, y versos y palabras de otros más sabios que yo, el primer rostro que se me viene a la cabeza es el de mi abuela.
Quizás no fuera tan culta como María Teresa León, pero supo sobrevivir a la falta de educación (escolar, se entiende, que de la otra andaba sobrada), a la guerra, a la miseria y al trabajo, sacó adelante a cuatro hijos y nunca se derrumbó a pesar de las desgracias y, cuando la vida le debía comenzar a vivir, se empezó a marchitar como una flor en invierno.

Sé que mi abuela no fue María Teresa León, pero supo inculcarme el valor del conocimiento desde sus carencias, estudiando y aprendiendo a mi lado, empujándome cuando parecía que el peso era demasiado.
Nunca faltaron libros en esa casa en la que se compartieron siempre las habitaciones y donde la mayor innovación fue incluir un teléfono inalámbrico y una televisión en un dormitorio. Libros de todas las clases: enciclopedias, libros de aeronáutica espacial, cuentos y más cuentos, pequeñas novelas y clásicos atemporales.

Mi abuela no fue María Teresa León, no. Pero me enseñó que la patria está en uno mismo y que las ideas deben unirnos y no confrontarnos, que hay que mirar siempre con la ternura de un niño y que hasta en los momentos más oscuros hay lugar para el amor.

Ojalá alguien hubiera escrito sus memorias, o la vida nos hubiese regalado más tiempo juntas para poder ir desgranando sus edades. Ahora sólo nos queda llevar con orgullo su sangre y soñar con que algún día su mundo se cumpla.

(El artículo: https://elsaltodiario.com/literatura/el-ultraje-el-olvido-y-la-memoria)

sábado, 23 de julio de 2016

25 vampiros

Hay recuerdos que a veces vuelven y te dejan la calma de las olas que van a morir a la playa o a extender sus dedos de espuma.
Hoy han vuelto cuatro años de golpe, una noche tormentosa y un día que me daba esperanzas de una tregua; vampiros y versos y sentirme la chica más guapa del baile, con aquella transformación de los vaqueros a la minifalda, de la camiseta al top, de las zapatillas a los tacones de vértigo... igual que en aquellas mentirosas películas americanas donde el patito feo se convierte en reina del cuento.
Y lo mejor que me ha entregado esa memoria alojada en algún lugar remoto de este cerebro mío que ahora me punza, has sido la calma de saberme a salvo, el autoconocimiento de que sola podía caminar incluso haciendo equilibrios, que sola podía reír, que sola era yo sola y no me moría por estarlo.

martes, 18 de agosto de 2015

Quiz show

Me pregunto
a veces
cuánto de mí hay en vosotros,
cuánto de vosotros
quedará en mí.

viernes, 16 de enero de 2015

Tiempo

No estoy hecha para llevar el tiempo en las manos, para cargar con él y mirarlo constantemente como si fuera un niño dormido en su cuna. No puedo arrastrar el tiempo conmigo y esperar que no se rompa con la fragilidad de una hebra seca de trigo.
No, no puedo llevar al tiempo conmigo, porque me pesa y lo olvido en cualquier esquina y no vuelvo a encontrarlo, o me mira rencoroso desde sus párpados inmóviles, como un Polifemo desafiante ante nadie. Porque nadie responde a la pregunta del tiempo, ni el tiempo mismo que corre por los surcos y aparece con cada enfado y cada sonrisa.
No, no estoy hecha para llevar al tiempo, una copa de fino cristal en las manos de un niño.

lunes, 10 de noviembre de 2014

Se alquila

Somos una generación de alquiler.
No son nuestros el pasado ni el presente y pretenden arrebatarnos el futuro como si no fuéramos mayores para ostentarlo con nuestras manos.
No poseemos casa, ni trabajo, aunque somos la generación más preparada de nuestra historia.
Tampoco nos dejan tener patria o crearla con las palabras, porque eso no es trabajo de niños y temen que podamos equivocarnos.
Han hecho de nosotros vagabundos errantes, desapegados emocionales de un país que no nos permite madurar y asumir nuestros fallos, niños eternos en cuerpos maduros.
Nos han sometido a variación de leyes, a la constricción de nuestro espacio, nos han tratado de educar al ritmo del látigo y la sonrisa falsa y, cuando alguien ha querido erigirse como una nota discordante o de cambio, se ha segado antes de que pudiera dar frutos.
Somos una generación en alquiler.

jueves, 31 de julio de 2014

Sobrevivir

Antes dejaba mis palabras reposando en los cuadernos. Por temor a que el aire, el agua, el fuego... se los llevara, los coloqué lejos del alcance de los elementos, en una red de tejido invisible como el traje del emperador engañado.
Ahora tengo miedo a que el viento sople fuerte y se los lleve lejos, fuera de mi mano.
Ponedles un peso, un puente tendido a los labios para que no se los lleve el aire de la muerte.

martes, 24 de junio de 2014

Viajes

Viajar sin ti... fíjate que aún no me he ido y ya te echo de menos...